En los últimos cuarenta años el mundo occidental ha decidido prescindir de la experiencia de las personas mayores, se empezó a propagar una filosofía de juventud sobradamente preparada en donde la experiencia y la edad eran un handicap insalvable para incluso opinar en la sociedad.
Cierto es que en tiempos pretéritos e indeseables se practicó un abuso de poder por parte de los adultos impidiendo a los jóvenes expresarse, desarrollarse, experimentar, opinar, hablar incluso, imponiéndoles reglas morales restrictivas, reprimiéndoles en sus naturales inclinaciones, repartiendo roles discriminatorios, diciéndoles como pensar y hasta cuando y con quien interactuar.
Aquella época de la gerontocracia machacó demasiado a la juventud inquieta por naturaleza y por la fuerza de la opresión antinatural surgió aquella generación de jóvenes contestatarios que buscaron y encontraron su sitio en el mundo.
De aquellos movimientos de jóvenes inconformistas e insatisfechos surgió una nueva sociedad libre de cargas morales impuestas, empezaron a pensar por su cuenta, consiguieron salir del ambiente rancio y enrarecido que les venía impuesto por las filosofías trasnochadas de los mayores y hubo una eclosión de libertad en la sociedad, cada cual tenía su papel y ninguno más importante que el del otro.
Por desgracia y como reza en la tercera ley de la dinámica de Newton que como todos sabemos se enuncia así, “Con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria”, semejante a lo que ocurre con la dinámica de grupos en donde se mantiene que a todo rol le corresponde un contra rol, pasamos paulatinamente de una especie de gerontocracia opresiva a crear un monstruo, una dictadura de la juventud sobradamente preparada, donde los “puretas”, aquellos jóvenes que revolucionaron la sociedad, no tenían cabida, eran mirados con desprecio por parte de esa juventud tan preparada que creía saberlo todo, pero que en realidad no conocía nada.
Y como hoy estoy apelando a las leyes y los tópicos, no me puedo evadir de otra premisa muy real por desgracia, aquellos jóvenes inconformistas no defraudaron a las leyes en su mayoría y pasó lo que tenía que pasar, que a los veinte fueron revolucionarios, a los treinta conservadores y a los cuarenta reaccionarios, y gobernaron, y sus gobiernos fueron a la par que su desarrollo personal, y originaron una juventud prepotente, sobrada, competitiva, insolidaria, que despreció a los mayores, los viejos, los que estaban trasnochados, los que no entendían nada, y además de esto, que ahora veo claro que fue una jugada a largo plazo para tener a los jóvenes engañados con el ficticio poder la juventud como único valor, nos llevaron a la catástrofe.
Pero afortunadamente el péndulo y su ley son, como toda ley enunciada, infalibles, así que ahora tenemos a una juventud preparada, pero solidaria, comprometida, luchadora, inconformista, contestataria, que no se traga las ruedas de molino de aquellos jóvenes revolucionarios de antaño, que no quieren aceptar las premisas que les quieren imponer, que no quieren ser esclavos modernos, que no quieren vender barata su vida, que piensas por su cuenta, que oyen y aceptan la sabiduría de la experiencia, que no dilapidan el tesoro de los conocimientos de los mayores, esos conocimientos que da la universidad de la vida, y han seguido, oído, digerido y aplicado la teoría de la indignación, y ahí los tenemos, trabajando y luchando por salir de esta asquerosa vorágine que están imponiendo los mercados, y lo van a conseguir, porque lo tienen claro, y no son jóvenes ilusos de esos que como dice el refrán quieren melón e inmediatamente la tajada en la mano, saben que esta lucha es de fondo, de trabajo, de mentalización, sin prisas, pero caminado paso a paso, pacíficamente, incansablemente.
Y si, para desesperación de algunos, lo van a conseguir porque tienen la razón de su lado, y la fuerza, y el empuje, y la ilusión, el apoyo de muchos que vivimos aquella época y la experiencia de sabios que sin ningún tipo de ambición personal les han dejado su legado.
Aquí dejo dos vídeos de José Luis Sampedro que son un tesoro de sabiduría, que a mí, que fui una de aquellas jóvenes inconformistas me hace vibrar y ver que no está todo perdido, que el quincemayismo existe.
Recomiendo la lectura atenta también del libro Indignaos de Stephane Hessel, no tiene desperdicio.
http://www.encuentrospor.com/video/porelfuturo-entrevista-a-jose-luis-sampedro-segunda-parte/