viernes, 27 de enero de 2017

DONDE DIJE DIGO, DEBÍ DECIR DIEGO



Donde dije digo.....va a resultar que debí de decir diego.

Un día, hace poco, hice una compra de supermercado a través de una página llamada DelSuper, esta ofrece hacerte la compra y llevártela a casa por el módico precio de 5,80 euros, EN UNA HORA DESDE QUE HACES EL PEDIDO ¡Oye que bien, me dije! Con esto le proporcionas trabajo a alguna persona desocupada y te despreocupas de tener que ir tú a hacer la compra, o de hacerla directamente on line al supermercado y luego esperar media mañana o toda la tarde al repartidor.

El caso es que el chico, supereducado y amable, que me trajo la compra, exactamente lo que yo había pedido, no traía el ticket. Pensé que se le había olvidado entregármelo, así que me puse en contacto con la pagina y me dijeron que, si quería, me mandaban una factura ¿Una factura? ¿El ticket no? Eso me resultó extraño, pero siempre bien pensada creí que lo necesitarían para sus facturaciones o algo así. El caso es que no me gustó mucho no disponer del ticket porque, si algún producto no venía en condiciones, no tendría yo con que ir a reclamar al supermercado. En fin, lo dejé estar.

Bien, pues hace dos días intenté hacer otra vez la compra a través de esta página. No lo hice porque la entrega en la hora prometida desde que haces el pedido ya no era tal, ya era al día siguiente, y para ese viaje no necesitaba yo unas alforjas. Pero en principio hice el pedido que al final no llegué a formalizar, y algo me llamó poderosamente la atención, fue al pedir el café, el que compro siempre y del que me sé el precio perfectamente, lo ponían unos céntimos más caro del precio que tiene en la tienda.

Pues con este run-run  me fui ayer al supermercado, el mismo en el que intenté hacer la compra on line desde esa página y donde puedes encontrar un enlace que ofrece 5000 productos, casi todos de la marca del propio supermercado, e hice la compra prevista. Después me vine directa al ordenador con el ticket en la mano y comprobé uno por uno, en la pagina ya mencionada, cada producto adquirido y ¡Oh sorpresa! Todos y cada uno de los elementos que había comprado estaban entre 20 y 50 céntimos más caros que los precios de venta que tienen en el establecimiento, cosa que no advierten en la pagina en cuestión, con lo cual en una compra mediana te “meten” unos 6 o 7 euros de rondón, amén de los 5.80 del servicio y el euro o dos que le des a la persona que te lo trae.

Total que sumando unas cosas y otras te sale a casi 15 euros la broma.


Lo dicho, que donde dije digo, debí haber dicho diego.

lunes, 16 de enero de 2017

NI LOS BUENOS SON TAN BUENOS, NI LOS MALOS SON TAN MALOS


Reflexión de una tarde de domingo, Valium mediante para solucionar una jodidisima contractura del Trapecio derecho que me tiene baldada. A lo que iba, y so pena de pasar por poco feminista, algunas incluso dirían que machista (pero nada más lejos de la realidad) expongo la susodicha reflexión.

Supongamos que, hipotéticamente (aunque hipotéticamente también podría ser un caso verídico) conocemos a una “pobre mujer” que va por la vida, durante años, quejándose, de sufridora, de pobre víctima de un “horrendo hombre” que pasa de ella, que la engaña, que vive su vida, que la deja sola con varios niños problemáticos, que tiene una insufrible familia política que la odia, que tal, que cual, que pascual. Y con esta triste cantinela que, a base de repetirla, va calando en su entorno (porque, en realidad, nadie conoce al horrible hombre que tan mal la trata) se va granjeando el favor y la empatía de la gente que la rodea. Con ello gana también muchas prebendas, explotando la solidaridad que va despertando, a base de victimizarse.

La cosa va a mayores e incluso se separan, se vuelven a unir, se vuelven a separar, y llega el momento en que el terrible macho que la degrada acaba dejándola, se va con otra, la abandona ¡Que canalla el tío! ¿Verdad? ¡No se puede ser mas perro, ni más malo!

Pero ¡ay amiguitos y amiguitas! con el paso del tiempo vas calando el melón, y vas viendo la verdadera cara, la fea cara, de la “pobre mujer” maltratada, machacada, víctima del verdugo que la atropella, la sojuzga y la denigra ¡ay, ay, ay! Poco a poco, detalle a detalle, vas descubriendo a una persona manipuladora, egoísta, prepotente, cínica, soberbia, suave como la seda, hipócrita, taimada, mala, en el más puro sentido de la palabra mala, un autentico lobo con piel de corderito inocente.

El curioso observador, que por meras circunstancias de la vida, y no por elección, tenga que sufrir una cierta convivencia con semejante espécimen,  va viendo día tras día, situación tras situación, como va asomando la patita el lobo dañino que se esconde bajo la capa de dulce lanita sedosa, va viendo esas respuestas inesperadas en una “pobre mujer” a la que un macho indecente ha tratado mal.

El observador va descubriendo (a base de sufrirlo en sus propias carnes también) en la “pobre victima” y con inmensa sorpresa, unas incomprensibles salidas de tono, un trato denigrante a los inferiores en cuanto se presenta la oportunidad, una innecesaria ferocidad en situaciones anodinas, un escarbar tratando de sacar mierda en donde no la hay para tirarla en la cara de quien se le enfrente, un cinismo gigantesco, un carácter caprichoso, una imposibilidad de soportar la frustración, un querer salirse con la suya siempre, un reescribir la historia a su mayor gloria y provecho, un negar las evidencias mintiendo descaradamente. A una persona muy peligrosa en suma.

A esto hay que añadir un egoísmo supino, el ver como esta pobre “victima” disfruta de la vida dedicando la mayor parte de su tiempo a su cuidado corporal, a su ocio, a sus pasatiempos, a su disfrute personal dejando muy de lado esa tan cacareada responsabilidad materna que tan a gala grita a los cuatro vientos. Cuando ves que abandona a sus retoños horas y horas, noches enteras, sin un adulto que los cuide, cuando los ves con aspecto poco cuidado, con ropas raídas, con esa escasa educación, acabas pensando y replanteándote tus primeras impresiones, inducidas por la “victima”.

Imaginad, además, que “la pobrecita” insta a sus hijos a grabar las conversaciones que tiene con el padre de estas pobres criaturas, que los instruye para que, una vez  ha sacado de quicio al “horrible hombre” que la maltrata y lo ha puesto en el disparadero (disciplina en la que la “victima” es maestra) graben las discusiones donde ella permanecerá tranquila y sosegada, mientras el otro está a punto de reventar, punto al que ella lo ha conducido magistralmente. Imaginad, que incluso, llega al culmen de la manipulación al poner a sus hijos en contra de su progenitor, que llega a denunciarlo y a llevar a los niños a declarar en su contra, haciéndolos pasar por este amargo trago.

Llego a la triste conclusión de que algunas cosas son como son, y no como parecen ser, porque algunas veces ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos.

Y aquí viene la reflexión ¿Quién ha sufrido maltrato en esta pareja? ¿Como debemos de llamar a esta situación? ¿Es violencia de genero?


Se admiten comentarios sobre el hipotético caso.

viernes, 13 de enero de 2017

ES PARA TI ¡SI, PARA TI! ¡LEE CON ATENCIÓN!


Hola ¿Cómo estás?  ¡Sí, a ti! es a ti, a ti que te gusta asomarte a Google, a Facebook o a mi blog y  seguirme para buscar, escarbar y olisquear como un perro de presa.

A ti que, sin motivo ni razón, te ha dado por insultarme y perseguirme, por ir contra mí, cuando yo siempre he intentado ayudarte, sin tener ninguna obligación de hacerlo, simplemente por  querer ser una buena compañera.

¿Te acuerdas cuando trabajaste en mi servicio? ¿Te acuerdas que no soportabas a tu compañera? ¿Quién te ponía los subtítulos en la televisión? ¿Quién te avisaba de tus timbres? ¿Quién le decía a tu compañera que tuviera en cuenta tu problema? ¡Yo!

Luego decidiste irte, otra vez irte, a otro servicio ¿A cuanta gente has desplazado en tu periplo hasta poner el huevo donde ahora estás?  ¡A mucha gente!  Has ido buscando lo mejor para ti ¿verdad? Entonces tú sí puedes ir de un sitio a otro hasta conseguir estar a gusto, pero yo no ¿Por qué has decidido que yo no puedo?

En mi servicio cambian las condiciones de trabajo, y yo no quiero las nuevas (igual que a ti te pasó en su día), por tanto debo irme de un sitio donde trabajo a gusto a otro que desconozco, pero que reúne mis actuales condiciones laborales ¿Crees que para mí es un plato de gusto? ¡No lo es! en absoluto lo es. Cambiar a ciertas edades es, cuanto menos, preocupante.

¿Tengo yo la culpa de que tu compañera estuviera en un sitio que según la normativa no le correspondía?  A mí me desplazan obligatoriamente, y yo busco lo mejor para mí, si resulta que ese “lo mejor para mí” es el puesto de quien esta indebidamente en un lugar que no le corresponde, no es culpa mía, será culpa de quien sea que la haya situado allí, y de ella misma que sabe que esta donde no debe estar.

No contentan con bajar a mi puesto de trabajo, sin haberte llamado nadie y a meterte en asuntos que no son de tu incumbencia, a increparme, acusarme, tratar de hacerme sentir culpable por pedir lo que me corresponde por normativa, decirme que la persona a la que desplazo (que se va a otro servicio, no que se queda en el paro) tiene obligaciones familiares ¿acaso yo no las tengo? y decirme a voces por los pasillos que “soy una mala persona y una mala compañera”  (motivo por el cual te puse un parte, parte que por otro lado de momento he dejado parado) te vas a hablar con instancias superiores para pedir que, ya que la compañera se debe de ir por estar en un sitio que no le corresponde, que vaya otra persona que no sea yo.

Esa compañera que has pedido que vaya en mi lugar, desconocía por completo lo que está pasando, está muy a gusto en su servicio, y no le ha resultado agradable ni le ha gustado un pelo que usen su nombre sin su consentimiento para una jugada tan cochina. Es más, tengo noticias de que se ha enfadado bastante cuando la han llamado para preguntarle que qué pito tocaba en esta sinfonía, y a ti te ha puesto en tu sitio ¡Es natural! lo que haría cualquier persona con dos dedos de frente.

Ahora yo me pregunto ¿todo este lío lo has montado tu sola? ¿tú das para esto? ¿este huevo es de esta gallina? Sinceramente ¡lo dudo mucho! Más bien creo que eres la portavoz de inquietudes ajenas, lo que en mi pueblo llaman la “tonta útil” la voz de su amo, la mensajera que al final acaba pagando los trastos rotos, porque ¿tú te has preguntado las connotaciones de lo que estás haciendo, y las consecuencias que te pueden traer este tipo de actuaciones? ¿sabes que esto tiene un nombre en el código penal?  ¿sabes que puede estar tipificado como mobbing y puede ser constitutivo de delito? Dudo mucho que ni siquiera hayas pensado en ello.

Y ahora, por último, métete la mano en el corazón, ponte en mis zapatos  y piensa que eres tú la que se tiene que ir obligatoriamente del servicio en donde esta muy a gusto, y que la alternativa a no desplazar a otra persona  (que es a la que por normativa le toca irse a su servicio, en el que debería haber estado siempre, sí o sí) es irte a otro edificio del complejo donde trabajamos, sitios que nadie quiere ¿lo harías?  ¿o más bien tratarías de luchar, como has hecho ya muchas veces, por conseguir el sitio que te guste? ¡Ojo! Que digo el que te guste, en mi caso además es el que por normativa me corresponde.

Reflexiona un poquito, y deja ya de estar metida en ese caldero donde os estáis cociendo en vuestro propio caldo, yo no quiero hacer daño a nadie y busco, como cualquiera buscaría, lo mejor para mí, que soy buena persona, pero no aspiro a ser santa.

Con todo esto te informo, pasa la información o pasa todo el artículo a quien te manda, que mi intención es ir por las buenas, sin mirar atrás, y espero encontrar lo mismo cuando llegue.

Voy en son de paz, no quiero guerras, pero también te digo que si hay que ir a la guerra, se va.  Y para tu información te digo que no hay enemigo pequeño.

¡Tú misma!


Feliz año.