domingo, 16 de septiembre de 2018

LOS AMIGOS SON COMO LAS ESTRELLAS



Ayer fue un día muy especial para un amigo que cumplía 29 años y para su madre, pero sin ser yo arte ni parte en este cumpleaños, era una simple invitada, también simbólicamente fue una celebración inmensamente emocionante para mí. No voy a citar sus nombres, incluso he evitado poner imágenes de ellos (he puesto solo alguna del salón de celebraciones que estaba espectacular) por aquello de la privacidad y de que cada uno es dueño de su propia historia.

Y su historia, aunque de manera casual, se entrelazó con la con la mía, con la de mi familia, en las peores circunstancias que un ser humano pueda imaginar. Este chico y su madre compartieron ubicación física con mi hijo y conmigo, en una habitación de hospital, en la planta de oncología. Los dos estaban tratándose de esa plaga que asola la salud de tanta gente, ambos estaban sufriendo un tratamiento terrible para erradicar un cáncer, y el uno y el otro fueron en esos aterradores  momentos un ejemplo de fortaleza de carácter, de buen humor y de ánimo, fueron ellos los que nos dieron fuerzas a nosotros para afrontar tan tremendas circunstancias.

Cuando iban a pasar a mi hijo a la habitación que luego compartiríamos, M (lo llamaré así) estaba tan mal que no podía tomar nada solido, así de perjudicada tenia la boca. Blas, mi hijo, estaba aun peor, tanto que finalmente en vez de ir a esa cama fue trasladado a la UCI  donde pasó casi 20 días, y por fin muy mejorado subimos a planta y compartimos espacio, preocupaciones, buenas noticias, historias y todo lo que  significa convivir tan intensamente en ese reducido espacio.

La coincidencia quiso que además de compartir habitación también compartiéramos pueblo, porque M y su madre viven en nuestra misma localidad, en un barrio muy cercano, y aunque no nos conocíamos teníamos algunas amistades comunes, entre ellas Sandra, una mujer excepcional. He de decir que M es sudamericano, igual que Sandra y muchos de los asistieron al cumpleaños, porque ellos se han organizado en una asociación donde se dan apoyo mutuo, vivir lejos de tu país y de los tuyos es duro.

La decoración del salón era amarilla y negra, M y su madre iban también de amarillo y negro, el efecto era espectacular. Degustamos platos típicos de su país, todo delicioso, y bailamos, pero sobre todo el cumpleañero y su progenitora lo hicieron al son de la marimba, y ahí, al verlo tan guapo y fuerte, abrazado a su madre danzando por el salón, con esa soltura, no pude evitar llorar.  Tampoco pude evitarlo cuando se dirigió a los asistentes y explicó que el amarillo es el color de la amistad, y que aquella fiesta era un homenaje a ella, esa que se siente en los malos momentos, porque para fiestas siempre hay quien te acompañe, pero en una habitación de hospital y las circunstancias que lo rodean es donde se ven los amigos, que son como las estrellas, que aunque no los veas de día, ahí están, y en la oscuridad es cuando brillan con todo su esplendor.

Ver a M tan bien, tan saludable (hubo un momento en que ni levantarse de la cama podía, necesitaba oxigeno aun en estado de reposo) atendiendo a los invitados, comiendo, bailando, disfrutando de la vida, me llevó a esos oscuros momentos donde él y mi hijo estaban tan mal, que no sabíamos cómo iban a escapar del embate.

Hoy M y Blas están geniales, sometiéndose a sus obligadas revisiones, pero han superado de una forma magnífica esos momentos terribles y continúan viviendo intensamente, felizmente, afortunadamente sus vidas.

Feliz cumpleaños M, que cumplas cien mas.

viernes, 14 de septiembre de 2018

CON UNA PEQUEÑA AYUDA DE MIS VECINOS


Hay veces que una simple conversación escuchada sin querer en el sitio más absurdo te enciende una bombillita que tenias ahí en la mente, apagada pero dispuesta a encenderse al más mínimo estimulo. Estoy segura que no soy un ente único en el mundo, incluso estoy segurísima de que no lo soy aquí, en mi pueblo.

Me voy a explicar. Oí por mera coincidencia, estaba esperando en la cola de una tienda para comprar, un caso de los muchos que deben haber a nuestro alrededor, un asunto sobre un chico que debía acudir cierto número de tardes a una cierta actividad, el chico estaba impedido y la familia no contaba con medios para atender esta necesidad, la otra persona contestaba que igual estaba su vecina, una señora mayor que contaba con ayuda institucional para algunas actividades como limpieza y compra pero que estaba muy sola, no tenia quien la sacara de paseo, ni quien le diera un ratito de conversación.

Ahí saltó el estimulo que necesitaba la bombillita para prenderse,  pensé en el tiempo libre que tengo, por fortuna ahora dispongo de él,  y en que podría dedicar unas horitas a la semana a ayudar con mi presencia a personas que lo necesiten, acompañarlas en necesidades “no básicas”, entiéndase este concepto como aquellas que no tienen nada que ver con el bienestar material, llámese compra, comida, limpieza etc y que normalmente las reciben por la vía institucional, aunque también habrá quien esté esperando esta ayuda y mientras llega sí o no, también necesitan una pequeña asistencia. Más bien pensaba yo en acompañar a paseos, en un ratito de charla, en leerles un libro, en acompañar en una merienda o cena, en visitar en el hospital, acompañar al médico, llevar niños al cole y un larguísimo etcétera.

Nuestro pueblo ya tiene más que demostrada su capacidad solidaria, ha habido y hay asociaciones sin ánimo de lucro que prestan una imprescindible ayuda a muchos de nuestros conciudadanos menos favorecidos, ayuda material en aspectos de tipo económico, como pago de facturas de suministros imprescindibles, de farmacia o de alimentos, pero la otra ayuda, la inmaterial, esa que no cuesta dinero, que no se arregla con 20 euros o tres paquetes de macarrones, esa que requiere de un ratito de calor humano, de esa andamos muy escasos.

Por todos estos motivos se me ocurrió la siguiente idea ¿Habrá en Camas más gente con esta misma inquietud? ¿Cuántas bombillitas estarán ahí esperando el pequeño impulso que las encienda? ¿Seremos los suficientes para aunar fuerzas y hacer un grupo que pueda organizarse?

Y ahí va la propuesta ¿Quién se anima? Con un poquito de esfuerzo por parte de muchas personas igual conseguimos algo bueno para nuestra comunidad.

Ahí dejo la idea, plantearos si os apetece.

Yo me apunto.