En occidente se sabe que existe el Ramadán en el mundo musulmán,
pero se tienen poca información que no
sea que ese mes los musulmanes ayunan, hay quien cree que están un mes sin
comer y beber, lo cual no deja de ser además de absurdo, increíble.
A mí me apasiona el mundo árabe, musulmán por excelencia, y
siempre he intentado aprender y comprender sus creencias y sus tradiciones, por
eso en esta entrada intentare explicar en qué consiste el Ramadán.
El calendario
islámico es lunar. Los meses comienzan cuando es visible el primer cuarto
creciente después de la luna nueva, es decir, un par de días después de ésta.
El año en el calendario lunar es 11 días más corto que en el calendario solar,
por lo que las fechas del calendario musulmán no coinciden todos los años con
las fechas del calendario gregoriano, de uso occidental, dando la impresión de
que el año musulmán se desplaza sobre el año cristiano, por eso el Ramadán no
tiene fecha fija, es el octavo mes del calendario islámico y se señala su
comienzo escudriñando el cielo hasta percibir el primer creciente después de la
luna nueva, por este motivo cada año el mes del ayuno es 11 días más temprano que el año anterior.
La religión musulmana se asienta sobre cinco pilares básicos,
que son los siguientes: creer que no hay más Dios que Allah y que Mohamed
(Mahoma para los occidentales) es su profeta, rezar cinco veces al día mirando en
dirección a la meca, dar limosna, llamada zacat, hacer el Ramadán y viajar una
vez en la vida, si es posible, a la Meca.
El Ramadán pues es una de las cinco obligaciones de todo
buen musulmán, una vez constatado su comienzo es obligatorio ayunar durante las
horas del día, pero el ayuno no solo consiste en no comer, tampoco se puede beber nada, ni agua,
no se puede fumar, ni acicalarse con pinturas o perfumes, ni tener sexo, ni
hablar mal de los demás, ni ser descortés, hay una larga lista de cosas que no
se deben hacer para llevar a cabo un buen Ramadán.
Haciendo comparaciones, que son odiosas pero no se otra
forma de trasladar la idea, el Ramadán es al mundo musulmán lo que la Navidad
es para el cristiano, igual que hay cristianos que celebran esta festividad por
pura tradición que no por creencias, pasa con el musulmán, muchísimas personas
no conocen el Corán ni saben muy bien porque hacen el ayuno, no deja de ser una
costumbre cultural y que se hace además por cierta presión social, ya que está
muy mal visto no hacer el ayuno, por tanto el Ramadán es una festividad en
general para creyentes y para quienes lo hacen por tradición.
Una vez conocido esto, saber que el Ramadán es una
festividad que dura un mes, vivirlo en el seno de una familia musulmana es una
experiencia de lo más gratificante y divertido, yo lo he vivido en varias
ocasiones y me ha encantado.
En el mes de ayuno la vida se ralentiza, todo es más lento,
se duerme más durante el día, las ciudades y pueblos están como adormecidas en
las horas de sol, se intenta pasar el tiempo lo más entretenido posible, los
hombres juegan al futbol, corren, hacen deporte, lo que sea con tal de pasar
las horas anteriores a la de la comida sin pensar en el hambre que tienen, un
rato antes de la comida van de tiendas a comprar de todo lo que ven y que les gustaría
comerse, compran para un ejército, es algo curiosísimo.
La mujeres horas antes de la ruptura del ayuno se afanan en
las cocinas preparando el “ftor” o sea, el desayuno, preparan de todo, pan de
la casa, café, té, harira, que es una sopa altamente energética y deliciosa, dátiles,
sfuf, que consiste en azúcar molida con frutos secos muy energético también,
zumos variados, huevos duros que se comen aderezados con sal y comino, bagrer o tortitas de sémola, chebarquia
que son unos dulces parecidos a los pestiños y cualquier cosa que les apetezca,
las mesas son un festin de colores, olores y sabores, pero es de notar que después
de estar todo el dia con la barriga vacia es imposible comer ni la décima parte
de lo que hay en la mesa.
Así que una vez que se pone el sol y el Imam llama al rezo
de la tarde desde las mezquitas, es hora de romper el ayuno, se hace con un
sorbito de agua y un dátil y luego ya cada cual se sirve a su gusto, un café con
una tortita, harira con chebarquia, unas cucharaditas de sfuf y un zumo, una
mezcolanza impensable cualquier dia del año.
El ambiente es de lo más festivo y familiar, toda la familia
alrededor de la mesa con buen humor y muchas risas.
Una vez que se ha “desayunado” cada cual a su bola, los
hombres a la mezquita y a jugar al parchís con los amigos, las mujeres recogiendo
las mesas y de visita a casa de las vecinas o amigas.
Pero al ratito ya estamos otra vez con la mesa puesta, toca
la comida fuerte, un buen Tajín, o espaguetis, o pollo, un plato fuerte y
postre, fruta en general.
No, no se ha acabado, al rato estamos ya con el té y los
dulces, y ya té durante toda la noche hasta la hora de dormir, que hay quien
duerme a las dos o las tres, y hay quien permanece despierto hasta el
amanecer.
Y no, aun no acabamos de comer, antes del amanecer hay que
comer otra vez, aun si estas durmiendo te tienes que despertar para hacer la última
comida, normalmente un yogurt y agua, algo ligero.
A estas alturas los fumadores se han fumado ya un cartón de
tabaco, los casados ya han hecho uso de sus atenciones maritales y se han
duchado antes del amanecer para levantarse purificados, se ha reído, jugado al parchís,
contado chistes, hablado hasta el cansancio de las lenguas, y divertido de lo
lindo.
Vivir el Ramadán en una familia musulmana es una experiencia
digna de ser disfrutada, a mí me ha encantado cada vez que he tenido el honor y
la suerte de poder compartirla con personas tan acogedoras y amables como los musulmanes.
Os lo recomiendo.
PS:
Me pide mi amiga Mariam que aclare un concepto importante,
el Ramadán además de una festividad, para los auténticos creyentes es más que
el ayuno, es una forma de saber apreciar lo que tenemos, saber en propia carne
lo que es al hambre, purificar el cuerpo y el alma, tener la oportunidad de pedir
perdón y perdonar, hacerse el propósito
de ser mejores, en suma es una ocasión para reflexionar sobre el año pasado y
la oportunidad de corregir errores y ser mejores.
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