Me he despertado esta mañana con la intención de escribir
sobre algo que me preocupa y que, por cierto, nos debería de preocupar a todos.
No he podido hacerlo en todo el dia, pero no me acuesto sin llevarlo a cabo.
He aquí mi reflexión.
Las personas que se dedican a la política lo deben hacer por
sentir la vocación de ser servidores públicos.
La esencia de ser del político es esa. Conocer las necesidades de los
ciudadanos, de la sociedad, y actuar en consecuencia.
En cada nivel que corresponda, el político tiene como obligación
principal, única diría yo, trabajar para mejorar las condiciones de vida del país.
De los políticos de derechas diré poco. Salvo honrosas
excepciones, su motivación es ayudar a las grandes fortunas, a la banca, y a la
patronal a abaratar los costes para obtener pingües beneficios a costa de lo
que sea. Otro motivo, y no menos importante, enriquecerse mucho y pronto, y por
último, adoctrinarnos y convertirnos en meapilas beatos tanto si queremos como
si no.
Esto no es una apreciación subjetiva. Para constatar la
certeza de lo que afirmo, basta un paseo por las hemerotecas, los juzgados o el
BOE.
Los que me preocupan son los políticos de izquierdas. Esos a
los que, como el valor en la mili, se les supone la conciencia de clase, la
solidaridad, la empatía con los problemas de los ciudadanos, la humanidad y el
buscar una sociedad del bienestar para todos.
La redistribución de la riqueza y la búsqueda de la justicia
social, es la piedra angular en la que deben basarse esta clase de políticos. Los
de izquierdas.
Desgraciadamente cada vez vemos con más asiduidad gobiernos
formados por tecnócratas exentos de toda ideología. No es eso lo que queremos
los ciudadanos cuando votamos a tal o cual candidatura. El político no debe en
modo alguno ser un técnico, para eso, existe en la administración pública una auténtica
pléyade de ellos.
Si quisiéramos ser gobernados por ejecutores asépticos de
normas, bien nos podríamos evitar los procesos electorales, las campañas y toda
la sarta de buenos propósitos que nos largan cuando quieren nuestro voto. De
camino nos ahorraríamos una pasta, que a todos nos cuesta un buen puñado de
euros cada cuatro años.
El político, el de izquierdas digo, debe ser un individuo
comprometido, buscar soluciones a los problemas y conseguir compaginar la legalidad
con el servicio. Dice un refrán, que quien hizo la ley, hizo la trampa. Gran
verdad esa. Para una ley o una norma, siempre hay una salida airosa y que
beneficie al más débil. El caso es querer buscarla. Para eso precisamente están
los técnicos, para buscar y ofrecer al político todas las posibilidades. Para
eso elegimos al político, para que con todas ellas en la mano, utilice la imaginación
y de soluciones positivas.
Ya están tardando en Andalucía, comunidad muy de izquierdas-teóricamente-
en implantar un salario social equivalente al mínimo, y con ello sacar de la exclusión
social a tan alto número de personas que aquí se encuentran en esa situación.
Para la ristra de tecnócratas que tenemos en los gobiernos,
central, autonómico y local, más nos convendría tener un ordenador potente con
un buen programa que incluyera las leyes y normas. A cada problema, una
consulta, y a cada consulta una solución
sin ninguna clase de compromiso.
Así nos habríamos ahorrado la cantidad de dinero expoliado de
las arcas públicas. Sumando Gürtel, Brugal, ERE´S, Palau, Cajas de ahorros, Palma
Arena, Noos y la larguísima lista de casos de choriceo, podría haber un
salario social digno para los parados durante al menos cinco años.
Concluyo con que, está bien que los políticos tengan formación.
Si es superior, miel sobre hojuelas, pero toda esa formación es agua de
borrajas cuando el político lee la norma, la aplica y no se compromete.
Lo dicho, para este viaje no hacen falta alforjas. Un buen
ordenador y a vivir como autómatas.
Tan verdad como el Sol que nos alumbra¡¡¡ Totalmente de acuerdo Inma. Seguramente el problema está hoy en que la gente recurre a la política para buscarse la vida o, más exactamente, sin eufemismos, lisa y llanamente, para forrarse y mandar, única aspiración de la mayoría de personas que conozco. Quizás la solución pasaría por: 1º.- exigir, a los que aspiren a ser políticos, que lo hagan manteniendo, sin excepción, su estatus, su sueldo y, en general, todas sus condiciones sociales y vitales, durante su periodo de dedicación a la política. 2.- Que los ciudadanos podamos realizar mociones de censura "en vivo y en directo" y tengamos capacidad para expulsar a cualquier político, en cualquier momento, en tiempo real, e ipsofacto (esto es completamente factible hoy en día, gracias a internet). Y 3º, por supuesto, que nadie pueda permanecer en política más de cuatro años. Quizás así se verían las cosas de otro modo...
ResponderEliminarLástima que aquí no haya la opción de: Me gusta!!
EliminarPues ya lo has dicho Carmen. Un beso
EliminarPrimo eso que dices es "lavahelio" (el evangelio) que dirian Los Morancos. Asi decimos en Sevilla cuando algo es verdad. Y mientras las cosas no sean asi, mal nos va y peor nos ira. Un abrazo primo.
ResponderEliminarEres maravillosa dando en la diana. Te quiero, Inma
ResponderEliminarY yo a ti Damaso. ¡Ay! Si hubiera mucha gente como tu en politica, tendriamos otro mundo mucho mejor.
ResponderEliminar