La verdad es que se conoce a gente y se hacen amistades por
los caminos y de las formas más insospechadas.
Me decía hace unas tardes una estupenda mujer, a la que
considero ya mi amiga, que su hija, también amiga mía, siempre le comentaba que
le causaba una cierta admiración mi falta de apego hacia las cosas y las
personas, en concreto hablaban de mi hija y mi hijo y mi pareja. No soy yo una
madre que ande por ahí presumiendo de hijos o comentando sus logros, ni mujer
de presumir de hombre. Tampoco necesito una gran casa muy bien decorada, ni un
coche de lujo, ni ropa ni, joyas, mi vida es normal, tirando a humilde.
El comentario venia a colación de una entrada que publiqué en mi muro de facebook, en la que me quejaba amargamente de los gobiernos,
banca, capitales, bolsa y patronal y todo bicho viviente culpable de la crisis,
entre otros motivos porque han hecho que las familias se disgreguen, que los
hijos se marchen a otras latitudes a buscarse la vida, y que las nuevas
generaciones nazcan en el quinto pino, privados así de el contacto familiar de
abuelos, primos y tíos, absolutamente necesarios para un buen desarrollo personal
y emocional.
Me decía mi amiga, “al final no eres tan desapegada, he leído
tu entrada”, y yo le aclaré que adoro a mis hijos ¡normal! como cada madre
adora a los suyos, el tema está en que yo nunca he considerado a mis hijos como
algo de mi propiedad, siempre los he visto, desde que tuvieron capacidad de
razonar, como personas dueñas de sus actos y decisiones, las cuales jamás he
puesto en cuestión, quizás porque han sido siempre gente sensata.
Precisamente creo que son personas equilibradas por haber
tenido un buen entorno familiar, unos
fabulosos abuelos con los que han tenido muchísima relación, y eso es algo que
yo considero de vital importancia. Por eso ahora, cuando he tenido un nietecito
precioso, al que adoro, y veo que se va a criar en otras tierras con unos
padres que lo aman, pero sin el contacto de sus abuelos y tíos, de sus primos
hermanos o segundos, me rebelo y me indigno, pero no por apego egoísta, si no
por la tremenda falta que va a tener en su crianza, le va a faltar una pata
primordial, y eso es otra gran injusticia que sufrimos los pacientes ciudadanos
de este pobre país, y en este caso los niños que son inocentes y no se merecen vivir en un país donde se hace tanta tropelía.
NO HAY DERECHO A QUE LOS NIÑOS SE CRIEN SIN EL CONTACTO
VITAL DE SUS ABUELOS.
¿Desapegada tu? ¿Te conocen?
ResponderEliminarNO hay derecho Inma, no hay derecho
Un beso Montse.
ResponderEliminar