Pasan muchas cosas malas en el mundo- de la mayoría si no
son rentables mediáticamente o no nos enteramos, o si lo hacemos será solo de
pasada y sin muchas imágenes-pero en los otros casos, los rentables, hace falta que las imágenes sean impactantes,
mucha sangre y casquería, niños muertos con las cabecitas abiertas como
melones, bombas en directo y toda la violencia posible, mientras más, mejor.
Más share tendrá la cadena que más sangre ponga a disposición de los
espectadores. También es preciso que los reporteros tengan una cierta seguridad
de que no van a ser sujetos directos de la violencia local en el conflicto de
que se trate, pocas imágenes nos sirvieron del famoso conflicto entre Hutus y
Tutsis en Ruanda, claro que allí te cortaban los brazos por un quítame allá
esas pajas, que hay unos territorios comanches más comanches que otros.
Dicho lo cual e intentado ser lo más objetiva posible, por
aquello de que no la techen a una de sectaria, el conflicto, ya más que
podrido, entre árabes y judíos está llegando a unos extremos que claman al
cielo.
Estamos de acuerdo en que Hamás es un movimiento terrorista,
que por cierto gobierna en Gaza porque ganaron unas elecciones democráticas. Si
el metomentodo de occidente no lo quería gobernando allí, que no les hubieran
permitido presentarse, por menos, o según se mire, por más, se han montado pifostios que han hecho
temblar al misterio, léase, Angola, Afganistán o Irak. Estamos de acuerdo también
en que el pueblo judío necesitaba unas tierras para vivir dejando atrás así la tristemente
archifamosa diáspora.
Reconozcamos que al final de la segunda guerra mundial les
fueron adjudicados unos terrenos para asentarse por mor del odioso exterminio
judío, ampulosamente llamado Holocausto, perpetrado por los nazis, que dicho
sea de paso no fue solo contra ese pueblo, también fue contra los gitanos y
contra todo aquel que no reuniera ciertos parámetros genéticos, concretamente
los arios.
Llevamos 68 años oyendo del conflicto, y en el mapa que abre
este post es muy claro al respecto. Lo que empezó siendo una donación
arbitraria de terrenos palestinos a colonos judíos, acabó siendo la
constitución de un país Israel y el acogotamiento de un pueblo, el palestino, y
esto lo va consiguiendo Israel mediante la eliminación sistemática de sus legales habitantes.
¡Que poco aprendieron los judíos de su propio holocausto! o
no, igual aprendieron mucho y bien, y están aplicando las mismas técnicas de exterminio
ce por be, si bien en esta ocasión no hay cámaras de gas, hay bombas en
mercados, en playas, en barrios, en colegios de la ONU, bombardeos selectivos
para matar el futuro de palestina, mujeres y niños. Si no tenían bastante con
el bloqueo criminal a Gaza, de donde no pueden moverse para conseguir lo
sucintamente necesario para malvivir, ni por tierra, ni por mar, ni por aire,
ahora eliminan a la población civil indiscriminadamente, y además destruyen los
túneles que sirven para proveer de miseria a los maltrechos palestinos.
Que algún movimiento de liberación nacional, tildado de
terrorista, defienda a su país, o lo que queda de él, no deja de ser la
respuesta normal y humana a tantos años de acoso institucional, de terrorismo
de estado perpetrado por los judíos contra esta inocente población.
Es lógico y comprensible que unos niños, y ya van cuatro
generaciones, que se han criado en la miseria y el miedo debida al continuo
hostigamiento de los sucesivos gobiernos israelíes, crezcan en el rencor y el
odio a ese país que no solo arrebató los derechos, la vida y las tierras a sus
ancestros si no que continua con esa cruel política de terrorismo de estado,
verdaderos crímenes de guerra-aunque cualquier cosa es una guerra, con
semejante desigualdad de medios no se me ocurre un nombre con que calificarla-
y que con la misma periodicidad, en la que no escatiman medios, nos recuerdan
el cruel HOLOCAUSTO nazi contra el pueblo judío, se dedican a eliminar sistemáticamente al inocente pueblo
palestino.
Occidente por su parte, haciendo honor a esa postura
hipócrita que ya viene siendo habitual, ponen una vela a Dios y otra al diablo,
de forma que lo mismo condenan de boquilla este horror que venden armas a
Israel, para que de esta manera siga masacrando a los inocentes que seguirán
creciendo en el inconformismo, y que seguirán defendiendo su derecho a ser
ciudadanos libres en el país de sus antepasados.
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