Un buen día te desayunas con la noticia de que han detenido a
un chavalín de 20 años que va de personaje de la alta política, de agente ocasional
del CNI y no sé cuantas cosas más. Oyendo esto te asombras, sonríes y piensas
que el mundo está lleno de majaras.
Pero la noticia va ampliándose y te enteras de que quienes practican la detención es el
grupo de asuntos internos de la policía, lo tienen en los calabozos 72 horas y
la cosa ya no parece ser una anécdota graciosa.
Lo del pequeño Nicolás, que así llaman los periodistas al
personaje, empieza a oler muy mal. Al principio parecía un tipo con ganas de
figurar y quizás con algún padecimiento mental, viniendo a ser más o menos el “Mocito Feliz” del mundo de la política, es lo que te
hace pensar ver este niño en fotos con todo el que sea alguien en el PP y la
patronal, pero según van pasando los días
y apareciendo informaciones y desmentidos la cosa va tomando cuerpo y adquiriendo
unas proporciones preocupantes.
A estas alturas está resultando que el tipo en cuestión va
soltando información poco a poco, apareciendo en programas de televisión,
contactando con periodistas, enseñando WhatsApp, e-mails, fotos y parece que también
vídeos, donde se puede constatar que hay
unas pocas mentiras y mucha verdad en lo
que afirma.
En las cloacas del
poder y la política hay cantidad de ratas rebozadas en grandes cantidades de
mierda, y al rebufo de ellas van apareciendo
conseguidores, arribistas, aprovechados que se buscan muy bien la vida, pero
puede suceder que uno de estos sujetos, como en esta ocasión acaso por su juventud
e inexperiencia, pierda los papeles y el
escándalo estalle en las caras de los corruptos.
Se palpa la preocupación y el miedo en ciertos sectores del
poder, se niegan evidencias, se dan comunicado tras comunicado, desmentido tras
desmentido y apariciones en los medios de comunicación de señalados personajes de la política o la
patronal negando a Nicolás y su posible relación con él.
Total, que mi opinión es que el personajillo se movía como pez
en el agua en los círculos de políticos de medio pelo, a los que proporcionaba
posibilidades de ganarse unos eurillos o algún polvete a base de favores, y los cuales le
proporcionaban cobertura oficial para dar credibilidad a sus tejemanejes.
Pero como la avaricia rompe el saco, este chaval ya empezó a
crecerse y a tratar de abarcar más de lo que sus tentáculos podían abrazar y metió
la pata en aguas turbulentas, se dio el gran batacazo y en su caída va a
arrastrar a algunos choricetes avariciosos y rijosos que seguramente en estos
momentos se estarán tirando de los pelos de las piernas, más que nada porque
alguno tiene la cabeza como una bola de billar.
Otra vez tenderé que decir aquello de ¡qué nivel Maribel!
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