Llevo un tiempo preguntándome hasta cuándo vamos a seguir en
este país aguantando presiones, recortes
y políticas insolidarias, pero está claro que siendo como soy lega en materia
de sociología no sabría qué contestar, no obstante veo la cruel realidad de las
personas que me rodean y no hay que ser muy inteligente para saber que de
seguir en la misma línea que llevamos, o mejor dicho, en la que nos llevan, a
no tardar demasiado o aquí hay un cambio de gobierno o la paz social será un
grato recuerdo.
En estos momentos de desconcierto económico, desempleo, desahucios,
miseria, hambre y desesperanza para un alto porcentaje de la población, donde
otro gran porcentaje sobrevive a duras penas, y otra importante porción vive mucho peor que hace tres años, porque según
nos cuentan hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, vemos sin embargo
que las grandes fortunas, los bancos y los políticos no solo viven, si no que
aumentan sus dividendos, sus sueldos y su nivel de vida, y todo ello a costa de
“nuestras posibilidades”.
Hoy me voy a referir a los políticos, esa clase que una vez
montados en el barco de la vida pública olvidan por completo a quien se deben y
cuáles son sus obligaciones para con el país y los ciudadanos, ellos, los políticos,
olvidan que son servidores públicos, que para ello son elegidos y que somos
nosotros, los ciudadanos, quienes con nuestros impuestos pagamos su emolumentos,
y que les pagamos para que gestionen nuestro país en beneficio de todos y no en
el suyo propio.
En los últimos tiempo se está haciendo evidente el desmantelamiento
político de este país convirtiéndolo en una “dictadura democrática” por mor de
esa mayoría absoluta de la que bien están abusando, servicios que hemos pagado
entre todos, hospitales construidos con dinero público que se privatizan,
escuelas públicas desprovistas de medios para subsistir, políticas sanitarias y
sociales cada vez más precarias, poder judicial dependiente del ejecutivo,
tasas judiciales inasumibles, eliminación de competencias importantes en las administraciones
locales, pérdida progresiva de libertades, aumento indeseable de la influencia
de la iglesia en las políticas destinadas a gobernados a todos y todas, y todo
ello destinado a someternos y retrotraernos a tiempos pasados.
Mientras, ellos, los políticos, viven a cuerpo de rey a costa
de nosotros, los ciudadanos, con sueldos, dietas, complementos y prebendas que no conocemos en su totalidad dada la poca
transparencia que a este respecto han esgrimido
unos gobiernos y otros, que se han empeñado
en ocultarnos por la cuenta que les trae, y a los que no están dispuestos a
renunciar así tengamos que comer los curritos de a pie grava de las carreteras.
Y ahora viene lo gordo, 22 años de corrupción, sobresueldos
y primas en sobres y en negro, financiación de partidos fraudulenta e ilegal,
donaciones millonarias a cambio de adjudicaciones de obras y servicios públicos
a dedo, ¿cabe más sinvergonzonería?, si, cabe, y si no solo hace falta mirar y oír
a los gerifaltes pasados y presentes del PP, los cuales no recuerdan nada de
nada.
Somos el hazmerreír del mundo entero, y, o el poder judicial
hace el trabajo para el que los ciudadanos le pagamos y encausan y encarcelan a
los chorizos, con lo cual el gobierno se ira la mitad a la cárcel y la otra a
la calle, o la tan apreciada paz social será un grato recuerdo de tiempos
mejores.
Otras pregunta que me hago, ¿llegara Rajoy y su gobierno en
el poder a comerse los polvorones?, sinceramente espero que no.
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