




Otra vez llega ella, otra vez la tenemos aquí, ya llega la señora Navidad, yo la llamo “cariñosamente” navipuag.
Cada vez llega antes.
Hace años, sobre el 15 de Diciembre se empezaban a poner los Portales de Belén, se empezaban a hacer en las casas los mantecados y dulces típicos, si había posibles económicos, hasta se compraban turrones, la consabida botella de Anís del Mono o de Chinchón, la de Coñac y la de Aguardiente de Cazalla, se sacaban del baúl las zambombas, las panderetas, y las campanillas, se cantaban los villancicos, se pedían los aguinaldos y llegaban los Reyes Magos con sus regalitos, nada del otro mundo habitualmente, caramelos en cestitas adornadas de papeles de colores, ropita nueva, algunos cuentos y una muñequita u otro juguete.
Desde que disfrutamos de las grandes superficies comerciales, la Navidad no es azul como el cielo de papel de los belenes y blanca como la nieve de algodón, es roja, como el traje que tiene el Papá Noel de Coca-Cola, el San Nicolás autentico de los países nórdicos vestía de verde, tenemos estupendos árboles de navidad de plástico, los adornamos con bolitas de colores y luces parpadeantes, has hay quien cuelga del balcón un Papá Noel de fieltro, que da hasta grima y ponen las ventanas de las casas tan llenas de lucecitas, que mas perecen un puticlub que una casa navideña.
Desde que tenemos grandes superficies, la Navidad se ha convertido una gran ocasión para gastar el dinero que casi no tenemos, a finales de Octubre empieza el bombardeo comercial hay que comer gambas blancas y langostinos de primera, cordero lechal, cochinillos, foie de pato, huevo hilado, jamón de 5 jotas, embutidos pata negra, 1880 el turrón más caro del mundo, vinos que cuestan un huevo, y angulas a 3.000 euros el kilo.
Tenemos que compartir mesa y mantel con la familia, nos guste o no, y tenemos que ser felices porque es Navidad, felices si o si, es lo que hay.
Y luego viene Papá Noel el mismo 24 por la noche, que para eso los americanos ponen su arbolito y los regalos debajo de las ramas, nosotros no vamos a ser menos, así que religiosamente nos gastamos una pasta gansa en regalitos.
Fin de Año, 12 uvas y cotillón, ya nos metieron los criadores de viñas las uvas, un año que había habido una buena cosecha y no sabían cómo darles boleta se hizo tradición aquí en España, pero ahora también tenemos que comernos una cucharada de lentejas como en Italia, y tomarnos el Champagne con algo de oro dentro de la copa, cava para quien no pueda pagar el precio del espumoso francés, además de tener que llevar ropa interior roja, no sé de dónde ha salido esta costumbre.
Y los Reyes Magos, más regalos y más pasta para el comercio.
Este año hay juguetes que se dirigen con la fuerza mental del cerebro del pobre chiquillo que lo haya pedido, muñecas que son videocámaras, animalitos que mantienen conversaciones con las criaturitas asombradas de ver un conejo parlante o videoconsolas para niñ@s de 2 años, en general ingenios de la industria juguetera que costaran a razón de un huevo cada aparato.
Y yo me digo, Dios mío, con esta crisis ¿cómo?, si entre bajadas de sueldo, subidas de IVA, paro, y ruina en general, ¿cómo podrán algunas familias hacer frente a estos gastos?, fácil, se podría decir, pasamos de todo este boato y punto, y ¡sí!, quien como yo no tenga ya familia a su cargo y además se haya negado desde que los hijos han sido mayores a celebrar estas fiestas, estaría bien, pero, quien tenga niños pequeños lo pasara muy mal, ¿cómo le explicas tu a un chiquillo que no hay dinero para comer jamón o tener los juguetes que tiene el vecinito o el primito?.
Mal vamos y peor iremos, y esto tiene que romper por algún lado, los mercados son unos asesinos insaciables y la industria otro tanto.
Así que, como la Navidad empieza un mes antes de las fechas, os deseo ¡Feliz Navipuag!.