domingo, 3 de marzo de 2019

¿SQUIRTING? ¡NO, GRACIAS!



Ayer viendo La Sexta Noche me vinieron a la cabeza un cumulo de ideas, de cómo se han ido desarrollando la educación y el sexo a través de los años, de mis años en concreto.

Yo nací en medio de la dictadura y por tanto recibí una educación “fachocatólica”, en esa España pacata, provinciana y meapilas del florido pensil. Las niñas teníamos que guardarnos para el matrimonio y éramos seres asexuales, nada de saber donde teníamos los puntos de placer, porque al fin y al cabo las relaciones sexuales serian en todo caso, en esa delirante forma de ver la vida, encaminadas solo y exclusivamente para la procreación. También nos enseñaban que nuestro fin en la vida era proporcionarle a nuestra familia y sobre todo a nuestros maridos una existencia cómoda y placentera.

Pero llegaron los 70 y 80, para mí fueron estos últimos los que me trajeron otra visión de las cosas, los últimos coletazos del movimiento hippy, el amor libre y el flower power.

Estaba (todas estábamos) entre ese mundo en que los chicos querían arrimar cebolleta en los bailes y  en los que nosotras poníamos los codos como barrera, donde ellos trataban de meter mano y otras cosas si podían, y nosotras luchábamos denodadamente en evitarlo, como decía la canción “aunque sobada y un poco mustia guardábamos la flor de la virginidad” , y el otro mundo donde lo guay era transgredir todas estas normas, fumar, incluso porros, ir sin sujetador, enseñando la barriguita con unas faldas largas y floreadas y hacer el amor y no la guerra.

Luego con el tiempo, la democracia y el Informe Hite se medio normalizaron las cosas, las chicas ya sabíamos dónde estaba el clítoris y éramos más libres en los asuntos de sexo, disfrutábamos con nuestra pareja, una en cada época, nada de simultanear más de uno.

La primera experiencia sexual llegaba a los 20 más o menos y ya nos preocupábamos de tener nuestros orgasmos (sin fingir) por supuesto ellos también se preocupaban de que lo consiguiéramos, llegaron el cunnilingus, la felación y ¿las mujeres ya nos habíamos liberado en temas de sexo? ¡Pues no!

Llegó el tiempo en que las chicas tenían que tener relaciones cada vez más jóvenes, más promiscuas, más rápidas, en cualquier sitio y con cualquiera, si salías y no follabas no habías triunfado, y llegó un nuevo reto para nosotras el Punto G, había que encontrarlo sí o sí, si no querías ser una hecha polvo.

Después llegaron los tríos, los cuartetos, el swinging o intercambio de parejas, retos sexuales cada vez mas abigarrados, la fantasía de toda la vida de esos hombres que consumen pornografía,  que antes lo buscaban pagando y en esos momentos ya era gratis total ¿Por fin las mujeres habíamos llegado a la meta del sexo? ¡Pues no señoritas!

Ahora llega el Squirting ¿Y eso que coño es? Pues como su propio nombre indica (en inglés, claro) consiste en que salga de esa misma parte, y durante el orgasmo, un chorro de liquido, así que ahora tras saber donde están las zonas erógenas y los puntos de placer, follar con quien sea, donde sea con unos, dos, tres o cuatro, saber dónde está el punto G, bajarse al pilón con estilo, tener el monte de Venus depilado como una muñeca pepona para que el otro no se ahogue con elementos capilares, hay que ser una fuente humana.

Señoras y señores yo aquí me bajo del tren de las innovaciones sexuales no sea que lo próximo consista en hacer el  numero de la cabra a cuatro patas sobre una bola encima de una silla, mientras uno te penetra por abajo, otro por arriba, otra te toquetea o te morrea, y tu concentrada en el punto G y en hacer el squirting.

Ojú, ya me he cansado solo de pensarlo.

¿Squirting? ¡No, gracias!