sábado, 13 de mayo de 2017

SIN PELOS EN LA LENGUA


 ¡Que situación, madre mía!

Siendo socialista convencida, imbuida toda mi filosofía vital del pensamiento socialista, me veo en una dificilísima disyuntiva, porque tengo amigos y amigas a los que quiero y aprecio en el partido en el que milito, PSOE, y veo con muchísimo pesar esta especie de batalla entre hermanos, a la que hemos llegado, que me desagrada en grado extremo.

Como decía mi abuela al referirse al cariño que tenia por sus hijos ¿Qué dedo me corto que no me duela?

Y mi disyuntiva tiene además otra vertiente, que mi sentido de la responsabilidad me hace tener que decidir qué hacer cuando llegue el momento. Y no participar no es, para mí, una opción viable.

Para saber a qué carta quedarme tengo que hacer memoria de la historia reciente, porque como quien me conoce sabe, no me duele dar mi opinión, ni tengo pelos en la lengua, ni mi estomago debe agradecimiento alguno al mundo político, más allá del que todos debemos por los logros que para la sociedad en general haya conseguido mi partido.

Hagamos memoria, no es difícil, todo está fresquito en nuestro recuerdo, y si no en las hemerotecas y las redes hay información muy detallada.

Veamos, en 2014 se celebran primarias en el PSOE con tres candidatos, a la sazón Eduardo Madina, bien conocido por todos los socialistas, José Antonio Pérez Tapias, impulsor de Izquierda Socialista y también muy conocido por la militancia, y ¿Pedro Sánchez? ¿Y este quién es? Un perfecto desconocido fuera de Madrid, su territorio natural, pero que es el candidato oficial, el que promueve y aúpa el partido, el que guardará el sitio, hasta mejor situación, al que será el próximo o próxima secretaria general ¡Y el tío, traga! Y como era de esperar gana. Y va de candidato en las generales y saca en diciembre de 2015 los peores resultados de la historia del PSOE, pero no serán los últimos porque, poco tiempo después en las siguientes elecciones, vuelve a pinchar y a sacar peores resultados aún.

Pero el buen hombre había tocado pelo y quería seguir tocándolo, eso se demostró al aceptar ir de tapado y calienta asientos ¡Ay la fuerza que tiene la erótica de poder!  Y ya empezó a meter mano en las federaciones en las que tenía posibilidades, y así en febrero de 2015 descabezó a Madrid mandando a su casa a Tomás Gómez y nombrado una gestora, sabiendo que Tomás era un peso pesado. Lo mismo que hizo en marzo de 2016 en la federación gallega. Y todo al más puro estilo del aparato del partido, del cual comparte modos y maneras de pé a pá como mas tarde se verá.

En febrero de 2016 tocaba congreso ordinario, según los estatutos, pero Pedro Sánchez no lo hizo, se quedó como secretario general en funciones, y en septiembre quiere convocar congreso extraordinario con una inusitada prisa, incumpliendo su premisa de que no se hizo el congreso ordinario en su fecha porque no era el momento dada la situación política del país. Por este motivo, ya que la situación política no había cambiado,  y al estar en desacuerdo con este proyecto, dimite una buena parte de su ejecutiva, y oye ¡miel sobre hojuelas! Va el buen hombre y cambia el orden del día del comité federal en los puntos  que le interesan. No va a tener nadie enfrente ya que los más disconformes se han ido y solo le quedan sus allegados,  así que lleva en ese orden del día votar el congreso extraordinario.

De esta lamentable situación creo que aún nos quedan las imágenes en la retina a todo socialista militante. Ese ambiente tenso,  esas disputas de unos contra otros, esas tensas conversaciones fuera de la sala del comité, ese intento de pucherazo de votar sin censo, sin constituir mesa, sin ninguna clase de garantías de la claridad de la votación, tras una cortina, de tapadillo ¿Cómo hay que llamar a eso? Finalmente y tras estas estrategias de patio de colegio, propiciadas por el inefable Cesar Luena, Sánchez perdió el pulso y salió con el rabo entre las piernas. En el proceso perdió apoyos y credibilidad. Pero Pedro Sánchez sigue siendo aparato institucional, no nos confundamos.

De otro lado tenemos a Patxi López, como un autentico convidado de piedra, tan extemporáneo que hasta sus propios valedores le piden que tire la toalla y se una a Sánchez. Cosa que estoy segurísima no hará.

Y de otro tenemos a Susana Díaz,  aparato institucional cien por cien, educada, formada y bien entrenada para ser secretaria general del partido, presidenta del gobierno y hasta presidenta de la Internacional Socialista si se tercia.

Susana no es una advenediza, es una mujer que ha luchado por conseguir su sitio, que se lo ha currado bien desde muy joven, que ha hecho de su vocación política su modo de vida, que ha roto el techo de cristal, que no vayamos a equivocarnos, también existe en nuestro partido.

¿Qué la defienden hasta los jarrones chinos? ¡Es natural! Porque le han visto los andaritos a Sánchez, y saben de que va  Sánchez y no va precisamente de socialista, va de él, por él y para él.

Quien diga que en estas primarias se juega el tipo de partido que vamos a tener, ateniendo a la premisa de que Pedro es puro y legal, se equivoca de parte a parte, porque Sánchez, tras lo que hemos visto no es trigo limpio, ha tratado de usar al partido de la peor de las maneras.

Por eso, porque los mimbres de Sánchez nunca podrán hacer una buena cesta, yo voy a lo seguro, a la mujer que tiene la experiencia, la fuerza y la formación demostrada, la que creo que será la mejor secretaria general posible,  la mejor candidata a presidenta del gobierno, y la mejor presidenta del gobierno.

Yo voy a votar a una mujer luchadora que ha roto, y volverá a romper, no me cabe duda ese odioso techo de cristal.

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