Ayer viendo
La Sexta Noche me vinieron a la cabeza un cumulo de ideas, de cómo se han ido
desarrollando la educación y el sexo a través de los años, de mis años en
concreto.
Yo nací en
medio de la dictadura y por tanto recibí una educación “fachocatólica”, en esa España
pacata, provinciana y meapilas del florido pensil. Las niñas teníamos que guardarnos
para el matrimonio y éramos seres asexuales, nada de saber donde teníamos los
puntos de placer, porque al fin y al cabo las relaciones sexuales serian en
todo caso, en esa delirante forma de ver la vida, encaminadas solo y exclusivamente
para la procreación. También nos enseñaban que nuestro fin en la vida era proporcionarle
a nuestra familia y sobre todo a nuestros maridos una existencia cómoda y placentera.
Pero llegaron
los 70 y 80, para mí fueron estos últimos los que me trajeron otra visión de las cosas, los últimos coletazos del movimiento hippy, el amor libre y el flower
power.
Estaba (todas estábamos) entre
ese mundo en que los chicos querían arrimar cebolleta en los bailes y en los que nosotras poníamos los codos como
barrera, donde ellos trataban de meter mano y otras cosas si podían, y nosotras
luchábamos denodadamente en evitarlo, como decía la canción “aunque sobada y un poco mustia guardábamos
la flor de la virginidad” , y el otro mundo donde lo guay era
transgredir todas estas normas, fumar, incluso porros, ir sin sujetador, enseñando
la barriguita con unas faldas largas y floreadas y hacer el amor y no la
guerra.
Luego con el
tiempo, la democracia y el Informe Hite se medio normalizaron
las cosas, las chicas ya sabíamos dónde estaba el clítoris y éramos más libres
en los asuntos de sexo, disfrutábamos con nuestra pareja, una en cada época,
nada de simultanear más de uno.
La primera
experiencia sexual llegaba a los 20 más o menos y ya nos preocupábamos de tener
nuestros orgasmos (sin fingir) por supuesto ellos también se preocupaban de que
lo consiguiéramos, llegaron el cunnilingus, la felación y ¿las mujeres ya nos habíamos
liberado en temas de sexo? ¡Pues no!
Llegó el
tiempo en que las chicas tenían que tener relaciones cada vez más jóvenes, más
promiscuas, más rápidas, en cualquier sitio y con cualquiera, si salías y no
follabas no habías triunfado, y llegó un nuevo reto para nosotras el Punto
G, había que encontrarlo sí o sí, si no querías ser una hecha polvo.
Después
llegaron los tríos, los cuartetos, el swinging o intercambio de parejas, retos
sexuales cada vez mas abigarrados, la fantasía de toda la vida de esos hombres
que consumen pornografía, que antes lo buscaban
pagando y en esos momentos ya era gratis total ¿Por fin las mujeres habíamos llegado
a la meta del sexo? ¡Pues no señoritas!
Ahora llega el
Squirting ¿Y eso que coño es? Pues como su propio nombre indica (en
inglés, claro) consiste en que salga de esa misma parte, y durante el orgasmo,
un chorro de liquido, así que ahora tras saber donde están las zonas erógenas y
los puntos de placer, follar con quien sea, donde sea con unos, dos, tres o
cuatro, saber dónde está el punto G, bajarse al pilón con estilo, tener el
monte de Venus depilado como una muñeca pepona para que el otro no se ahogue
con elementos capilares, hay que ser una fuente humana.
Señoras y
señores yo aquí me bajo del tren de las innovaciones sexuales no sea que lo próximo consista en hacer el numero de la cabra a cuatro
patas sobre una bola encima de una silla, mientras uno te penetra por abajo,
otro por arriba, otra te toquetea o te morrea, y tu concentrada en el punto G y
en hacer el squirting.
Ojú, ya me he
cansado solo de pensarlo.
¿Squirting?
¡No, gracias!
Buenísimo,amiga !
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