LA LEY DEL PENDULO

Yo me considero una persona actual, moderna, progresista y respetuosa, por ello no dudo un microsegundo en aceptar la condicion de cualquier ser humano en relacion a su sentir con respecto a su sexo, quiero con esto decir que entiendo y respeto que una persona no se sienta comoda con el sexo que la naturaleza le asignó en el momento de la concepcion y decida libremente optar por el procedimiento de la reasignacion de sexo.

Terrible proceso desde el punto de vista de las tecnicas qurirgicas y medicas por el que ha de pasar aquella persona que decide luchar contra aquello que le incomoda de tal manera, que le hace aceptar de buen grado pasar por el calvario que supone sentirse agusto con ella misma.

El proceso comienza con el tratamiento hormonal, esto supone una autentica bomba en el organismo de la persona, una bomba que produce unos desarreglos hormonales con respecto a lo que le seria natural en su condicion genetica de hombre o mujer, desarreglos terribles de tal forma que gracias a los estrogenos proporcionados por via artificial, aquel que tenia barba, pecho plano y voz grave, pasa a tener la piel suave sin un solo pelo, pechos aumentados de tamaño y voz mas aguda, al contrario, aquella que tenia la piel suave y satinada, pechos y voz aguda, por mor de la testosterona suplementaria pasa a tener barba cerrada, y voz grave, aqui hay que pasar por el quirofano a extirparse los ovarios el utero y las mamas.

Si seguimos adelante en el proceso, tendran que pasar por quirofano unos y otras para adecuar ya lo que es el sexo a la nueva situacion hormonal, con lo cual los de sexo masculino habran de extirparse las gonadas y el pene y hacerse una reconstrucion de tal manera que los cirujanos haran una vulva y una vagina muy parecidas a las de una mujer, el sexo femenino lo tiene peor para asemejarse sexualmente al masculino, la intervencion es mucho mas complicada y con consecuencias funcionales mas indeseables, simplemente por que alargar la uretra unos centimetros es mas complicado y puede conllevar sufrir alguna que otra infeccion urinaria.

El tema del placer segun mi opinion pasa a segundo plano, ya que estoy convencida de que las terminaciones nerviosas del centro del placer en los dos casos, se queda en la mesa de operaciones, por este motivo aquellas personas que deciden pasar por todo este cruento proceso han de estar muy convencidos y sopesar los pros y los contras de tal decision, no es poso dejar en el camino algo tan extraordinaria,mente gratificante como el placer sexual.

De asegurarse de tal conviccion se ocupa un psicologo que certifique que esta persona esta en las condiciones adecuadas para afrontar semejante aventura sin riesgos ni daños psicologicos irreversibles.

Hasta aqui mi exposicion de lo que pienso del tema, yo admiro y respeto a estas personas valientes que deciden pasar por esta serie de tecnicas tan invasivas y peligrosas para conseguir su objetivo y disfrutar asi de la situacion tan deseada por ellas.

Pero, no olvidemos que en este pais hace apenas 30años, a estas personas si eran descubiertas en actitudes o acciones "impropias" de su sexo se les aplicaba la Ley de vagos y maleantes, eran encarcelados, castigados, desterrados y se hacia mofa y escarnio publico de sus personas y condicion, habia pueblos donde a los homosexuales que eran "pillados in fraganti" les ponian a limpiar las calles, castigo de todos conocido y que conllevaba la publica notoriedad de sus tendencias, una practica vergonzosa que afortunadamente ya desapareció de nuestra legislacion, actualmente a estas personas se les reconocen sus derechos, tanto de reasignarse el sexo como de casarse y tener una situacion social de absoluta normalidad.

Hasta ahi perfecto, pero como decia en el titulo de la entrada estamos en la Ley del pendulo, asi que estamos en el territorio totalmente contrario, quiero decir con esto, que hay muchisima gente sobre todo de avanzada edad, que dada su educacion no entienden esta situacion y no la aceptan sin mas, pienso por ejemplo en mi querida madre, ella no podia entender este galimatias sexual y para ella un hombre por muy reasignado que estuvieta y una mujer igual, seguian siendo un hombre y una mujer aun habiendo pasado el calvario anteriormente descrito y no habia tutia, si nacias hombre eras hombre y si nacias mujer eras mujer.

Ahora parece politicamente muy incorrecto no aceptar con total naturalidad estas nuevas situaciones en nuestra sociedad, y yo entiendo que a las personas que no acepten esto tambien hay que respetarlas, no tratarlas como retrogrados e indeseables, si antes se vivió la Dictadura del Genarilsimo de los cojones y sus planteamientos fascistas, hemos de entender que aquellas personas que se educaron bajo estas premisas, ahora hay que vivir bajo la dictadura de las formas de pensar politicamente correctas y hacer a las personas que no comulgan con esta situacion que las taguen por cojones si o si.

Lo digo por que esta tarde he visto en un programa como una anciana, de la edad de mi madre, Marujita Diaz , haciendo un comentario acerca de si un transexual podia sentir fisicamente como una mujer, comentaba ella que no podia por motivos mas que evidentes, la señorita esta Amor, le contestaba diciendole que con su edad que iba a sentir y ademas que siempre se habia dicho de Marujita que era tortillera, esta en un rebote le decia a Amor de G.H, transexual operada, que era un hombre y ella y todos los que estaba alli pusieron el grito en el cielo, y yo la he entendido porque he visto a mi madre, que por cierto era una gran persona, muy buena persona pero retrograda como su educacion fue, y no me habria gustado que a mi querida madre la hubieran puesto de chupa de domine por decir lo que piensa en un pais donde hay libertad de expresion.

Asi que la señorita Amor podia decirle vieja tortillera a una señora y esta no podia contestarle del mismo tenor, porque ahota tenemos la dictadura de los lobbys gays hasta en la sopa y o tragas o te lapidan.

Por cojones no se puede implantar una forma de pensar, las dictaduras no son buenas nunca ni las unas ni las otras.

Nos vemos.