lunes, 9 de agosto de 2010

Mis recuerdos VIII





Empezaba el curso, mis padres nos matricularon en el Instituto Velázquez de Sevilla, y ahí empezó mi calvario particular.

Mi padre con bastante buena voluntad, antes de cambiarnos de ciudad, hablo con Dª Mercedes, la jefa de estudios del Instituto Santísima Trinidad de Baeza, donde por cierto Antonio Machado fue profesor, como eran amigos porque mi padre presentaba allí todos los años niños y niñas de la academia de mi pueblo, le pidió que aunque yo no tenía la edad ni la preparación, me aprobara Ingreso de Bachillerato, con la idea de llevar ya ese trámite pasado y podernos matricular directamente en el instituto en el instituto.

Mi hermana empezó segundo de bachiller y yo primero, pero entre el cambio de ciudad, de escuela y que yo que de tonta no tengo un pelo, vi que no estaba al nivel, que muchas cosas no las había oído en mi vida y en consecuencia no podría pugnar por el primer puesto de clase, como venía haciendo en la escuela de mi pueblo, siendo como soy yo de cabezona, me cerré en banda y pase olímpicamente de clases y de todo, yo estaba allí, si, pero mi cabecita estaba en los chirlos mirlos, me suspendieron el curso casi entero, aprobé religión, formación del espíritu nacional y labores, gimnasia y poco mas, ese verano lo pase estudiando, mis padres y mi hermano me daban clases y en Septiembre aprobé casi todo, me quedaron matemáticas y lengua.

Ese curso mi hermana y yo íbamos en el seis y con la bolsa de la comida porque comíamos allí en el instituto, mis padres daban clases en Camas en el Raimundo Lulio y no venían a casa a comer, así que mis padres decidieron que nos mudásemos a Camas a vivir.

Nos vinimos a Camas a la calle Real, a las casas de los maestros donde Vivian Doña María Martín con su marido Don Florencio en el bajo, y Don Miguel Rasero y su mujer en el primero derecha, nosotros vivíamos en el primero izquierda, me encantaba esa calle de pueblo como a mí me gustaba.

El primer camero que conocí fue Antonio Peralias que vivía en la misma calle, era un niño más grande que yo y fuertote, yo tenía que llevar unos libros a la escuela de mi madre y le dije, “oye, me llamo Chiqui, si me ayudas a llevar estos libros al colegio te regalo uno”, a lo que el accedió, y me consta que aun guarda el libro que le regale, porque a partir de aquel momento seguimos siendo amigos hasta el día de hoy. En aquellos tiempos como tenia algunos años más que yo, a través de mí se hizo muy amigo de mi hermano Blas y de mi hermano José Antonio.

Yo ya asentada en el pueblo me hice amiga de Chari Crespo y su hermano Ángel, unos niños que vivían enfrente, poco después también me hice amiga de Amparito y su prima María José Duarte, de Carmen Ojeda y su hermano Modesto, de Luci, de un Manolito Sayago, y jugábamos en la calle de Curro Romero, por la zona de la plaza de abastos.

Había unos niños que por lo menos a mi me caían muy mal, eran Tino Reguera, su hermano Pepín y Joselin Santana, los muy imbéciles me decían bolita de grasa, yo estaba gordita, pero Tino también estaba de buen año y era el que más se metía conmigo, bueno eso cambio con el tiempo y después sí que me caían bien.

Algunos domingos por la tarde nos íbamos todas de gira al Polvorín, allí nos comíamos el bocadillo y nos lo pasábamos muy bien, actualmente en esa zona esta Balcón de Sevilla

Ahí mi hermana se despego un poco de mi, ya tenía ganas la pobre de perderme de vista y salir sola con sus amigas, que eran eran Amalia y Manoli, eran superfans de Raphael y de Los Bravos, en concreto de Mike Kennedy, lo cual a mi me parecía una solemne estupidez

Empezamos segundo, y éntrela fama que ya había yo creado y que me había cerrado en banda, ya es que ni los libros y cuadernos me molestaba en llevar, en consecuencia me suspendieron el curso entero y las dos de primero, mi hermano Blas venia descojonado con las notas, decía que de diez asignaturas me habían suspendido doce. Mi padre decidió que repitiera y solo me presentara de las de primero.

Ese curso me dedique a gamberrear por el instituto, era el terror de las mayores, en los pasillos cuando salíamos al recreo les quitaba la cinta que teníamos que llevar el cuello en un lacito, y las tiraba por la ventana, en concreto tenia fritisimas a Ana Rosa la de la Miel y a una niña que se llamaba Beatriz que eran de Camas.

En el camino de vuelta al autobús, que lo hacíamos andando desde la calle Carrión Mejías al Barranco, era el año 68, nos encontrábamos a los estudiantes de la universidad corriendo en las manifestaciones delante de la policía por la calle Laraña.

A mí me gustaban los autobuses coloraos, a mi hermana los azules, me acuerdo de Pepe Álava, el conductor y su hermano que cobraba, y otro cobrador muy malaje delgado y con una nariz grandísima y puntiaguda, que como pudiera no le tocaba el timbre al conductor para que parara en Las Lomas y los que se bajaban allí llegaban hasta Pañoleta.

Ese año mi hermana que estaba en tercero se hizo amiga de una niña que se llamaba Blanca, hacíamos mucha rabona, íbamos al Corte Inglés que lo acababan de abrir, allí se ponían las botas de robarlas niñas del instituto, no sé cómo no quebró, íbamos también a la biblioteca municipal, al Parque de María Luisa, no lo entiendo pero mi hermana lo aprobó todo, yo no.

En Septiembre aprobé las de primero y mi padre me matriculó en el Instituto Tartessos de Camas.

Pero eso es otro capitulo.

4 comentarios:

  1. Desafortunadamente desaproveche mi etapa escolar y ahora lo lamento mucho, no le dí ninguna satisfacción a mis padres, sólo espero que mis hijos no hayan heredado mi poca visión y escasa ambición.
    Les hacias pasar malos ratos a tus compañeras; la convivencia durante tantos años entre extraños que al tiempo se pueden volver entañables amigos.
    Me causa emoción leerte, gracias Amiga Inma, cuídate mucho, un abrazo,luego nos leemos.

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  2. Gracias amigo Pherro, me encantan tus comentarios, se ve claramente que entiendes lo que quiero transmitir.
    Es verdad aun tengo amigas y amigos de aquella época escolar, buenos y lejanos tiempos, aunque en el momento se vivieran algunas situaciones con angustia, ojala ahora los problemas fueran como aquellos.
    Yo estudie, a pesar de mi determinación de no hacerlo, mi padre lo tenia claro, era estudiar o estudiar, no había otra alternativa, y como se lo agradezco hoy día, cada día y cada noche doy gracias a Dios y a mi padre por su férrea determinación de hacerme estudiar y encontrar un medio seguro de ganarme la vida.
    Nos leemos amigo, gracias por tus visitas, así me siento menos sola por aquí.

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  3. ¡¡¡Sorpresa!!! El Joselín el de Pilar ha estado leyendo esto.

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