En este cotolengo hipotético cada planta tenía a su personal entrenado para tratar a cada especialidad,
porque los profesionales que solían ser en principio multitareas, cuando eran
ubicados en un sitio recibían un especial entrenamiento en las materias específicas
de aquella planta, de manera que siendo todos pertenecientes a la misma profesión,
con la práctica se “especializaban” cada
cual en las labores que eran su quehacer diario.
Para que se entienda mejor propongo una hipótesis, descabellada
por lo impensable de que esto ocurriera en la realidad. Pongamos que en aquel
cotolengo hubiera distintas especialidades, pongamos que hubiera por ejemplo un
servicio de oncología infantil donde los niños eran tratados de sus distintos
tipos de cáncer, y pongamos que algunos de estos niños sufrieran serias complicaciones
derivadas de los efectos negativos de los agresivos tratamientos que se aplicaban
para tratar de curar esa terrible dolencia, las complicaciones serian tan
graves que potencialmente podrían poner en riesgo su vida.
Vamos a seguir suponiendo.
Estos niños necesitarían de una atención
muy especializada por parte del personal, este debería saber manejar los
aparatos, medicaciones, interacciones de medicamentos, manejo de los cuadros febriles y saber sobre
todo interpretar cualquier signo que presentara el niño tratado, cosa que se conseguía a base de experiencia, ya que como hemos
dicho el personal en un principio era multitarea, sabían todas las técnicas genéricas
pero no las especiales, y el conocimiento especifico les llegaba a través de la
práctica, es decir, trabajando codo con codo con otros que ya habían aprendido
y a su vez enseñaban a los recién llegados.
Los padres de estos niños ingresados en esa planta de este hipotético
cotolengo sabían y conocían, a base de sufrirlo en las carnes de sus hijos,
todas las técnicas y maneras de aplicar los cuidados y tratamientos, y tenían un
ojo de halcón para ver la seguridad de los profesionales a la hora de hacer su
trabajo, cosa muy natural ya que la vida de sus hijos estaba en sus manos.
Imaginemos que los ineptos que mandan en el hipotético cotolengo
deciden, por un equis motivo, trasladar a los niños más complicados a otra
planta de otra especialidad, donde el personal no tiene ni pajolera idea de
cómo tratar a estos niños (sí, ya sé que es impensable algo así y que hay que
hacer un ejercicio de imaginación extraordinario) Sigamos imaginando que los
mandamases pasan del dicho, planificado la medida en sus tranquilos despachos,
al hecho. Y lo hacen sin brindarle la oportuna formación al personal de la
planta que va a recibir a estos pacientes y sin reforzar con más personal a esa
planta receptora ya que la carga de trabajo aumenta de manera significativa.
Imaginad la carajera, el miedo a meter la pata, la inseguridad, e imaginad a esos
padres “ojo de halcón” que se percatan de lo que hay y montan en cólera, más que
nada debido al propio miedo de que sea su hijo quien sufra las consecuencias de
esta falta de previsión tan irresponsable. Con estos padres ojo avizor la
inseguridad del personal se multiplica y el lío es mayúsculo.
Padres y madres quejándose, profesionales sufriendo crisis de
angustia, supervisores superados por la presión de unos y otros y los
mandamases en su mundo de papel, planificando e ignorando lo que pasa en el
mundo real y negando la evidencia.
Estos ineptos cuando las cosas se ponen muy feas hacen lo que
tienen por costumbre, buscan a una cabeza de turco y se la cortan, y con esta
medida tratan de traspasar su irresponsabilidad al primer profesional que cogen
por banda ¡Y a otra cosa mariposa! ¡A
por la siguiente ocurrencia! A programar con vista a la productividad y el
ahorro, a los enfermos y a los profesionales que les den dos duros.
¿Que hubiera hecho yo, hipotéticamente hablando? Habría
hablado con los padres y los enfermos, en el caso de que estos tuviesen la
capacidad de comprender, y les habría explicado que habría un cambio de ubicación,
pero que en ningún caso eso supondría una detrimento en su calidad de
asistencia, habría reforzado con más personal ese servicio, habría reciclado al
personal y puesto al día en tecnicas de manejo de estas patologías de manera que
no hubiera supuesto una situación angustiosa ni para familiares, ni para
pacientes, ni para profesionales ¡Pero claro, eso habría sido hacer las cosas
como se deben hacer! Y eso no es lo que prima para los mandamases ineptos.
En fin, esto no deja de ser una hipotética situación salida
de mi calenturienta imaginación, porque de ser verdad sería para cortar alguna
cabeza ¿O no?
¿Tú que piensas?
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