miércoles, 28 de junio de 2017

JUSTICIA SEÑOR...PERO POR MI CASA NO












Las personas que tienen un blog normalmente lo tienen para escribir sobre temas que le interesen,  es un vehículo para expresarse y debe reunir unas pocas premisas indispensables. Un mínimo de originalidad, alguna pequeña idea de cómo componer una redacción básicamente inteligible con la debida corrección gramatical y ortográfica y desde luego tener siempre en cuenta el público a quien va dirigida la publicación.

Hay a quien le gusta verter sus opiniones en unos casos, o vomitar sus frustraciones en otros, en los grupos de Facebook.  A mí me gusta hacerlo en mi blog, porque suele suceder que los que no tienen argumentos, los que padecen incontinencia verbal, los que  no aceptan las opiniones diferentes, los que no tienen educación ni saben de que se trata,  acaban faltando al más pintado, y el más pintado puede ser que no quiera caer en responder a comentarios bajunos, por no descender a según qué niveles.

El que no escriba ni conteste a determinadas publicaciones donde de manera implícita o explícita se me aluda, no significa que no las lea ¡Nada de eso! Las leo y me divierte ver como determinadas personas, bajo perfiles verdaderos o falsos, intentan por activa y por pasiva hacerme entrar al trapo con la idea de incluirme en una lucha dialéctica donde yo estaría sola, mientras ellos van haciendo una especie de carrera de relevos dejándose el testigo de refresco unos a otros. Hace días que llevo viendo esta estrategia con otros participantes en los grupos de debate y opinión del pueblo. Bueno lo de debate y opinión es un eufemismo visto lo visto.

Me refiero en concreto a cierto grupúsculo que anda husmeando y rebuscando la forma de acceder al comedero perdido, y digo esto porque todos ellos directa o indirectamente han visto mejores tiempos con otros gobiernos municipales. Se trata pues de hacer un grupo humano, organizarse, darse una base más o menos legal, y ponerse a repartir estopa a diestro y siniestro, realzando siempre lo incorrecto y evitando reconocer lo correcto a como dé lugar, y mintiendo lo que haga falta.

 Al principio me llamó poderosamente la atención la inquina con que trataban al ayuntamiento en general y al alcalde en particular, culpando al consistorio de TODO lo malo que aconteciera en el pueblo, fuera o no fuera competencia municipal, algunos hasta exigiendo que si fuera preciso prevaricasen ¡Qué fácil es pedir lo que no se está dispuesto a hacer!

Como quiera que tuve la osadía de opinar en contrario en algunas cosas, me convertí de inmediato en diana de todo tipo de improperios. Y aclaro en este punto que si por algo me significo es por no casarme con nadie, y quien me conoce sabe que no tengo en cuenta si pertenezco o no a un partido para criticar lo criticable si es justo.

Mi educación fue siempre razonada en valores éticos, la justicia y la solidaridad fueron piedras angulares en la base de la formación como ser humano que me transmitieron mis padres. Sobre estos fundamentos está luego mi propia personalidad, socarrona, irónica y con su migajita de matices incisivos.

No sabéis, los que me criticáis y me tendéis el trapo, los que me tildáis de egocéntrica, de estomago agradecido, de practicar el odio, de destructiva, lo que a mí me importa vuestra opinión.  Mi lucha es por la justicia y la solidaridad ¿Sabéis de qué os hablo?

Os molesta que no sea como vosotros y  podáis tirarme a la cara que busque lucro personal,  trepar a algún  puestecillo o volver  a hozar en el pesebre. Os inquieta que haya alguien que os diga la verdad y no podáis achacarle nada indecente, así que vais a lo personal ¡El estilo que os define!

Mirad, lo de asaltar al poder desde las asociaciones es más antiguo que los balcones de palo. Así lo hizo el PC en su momento, y no les fue mal, por lo novedoso y porque había gente preparada llevando la batuta.

A vosotros os han dado la herramienta, pero no os han proporcionado el libro de instrucciones y estáis usando el destornillador para pulir la superficie  ¡Y ahí tenéis el resultado!

No volváis a caer en el mismo error una y otra vez, no culpéis a quien no tiene la culpa, no es que yo os odie o que quiera destruir lo que vosotros decís que estáis construyendo, es que ni queriendo podríais tener una conducta más autodestructiva.

Como dice el refrán: Justicia, cosa muy buena; pero no en mi casa, en la ajena.

¡Ahí os lo dejo!




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