domingo, 29 de septiembre de 2013

ASUMIENDO REALIDADES

Lo esperaba, no es raro recibir críticas a mi entrada anterior por parte de compañeros de partido, porque yo soy socialista militante, y no me avergüenzo de ello, pero considero que ser militante de un partido no es en modo alguno ser incondicional, una persona es de un partido por compartir filosofías y visiones políticas, cuando ese partido se va apartando de su ideario primigenio, y conste que no digo quedarse anclado en el pasado- porque como decía Unamuno la disyuntiva es renovarse o morir- debe criticarlo donde se lo permitan, si se lo permiten dentro, pues dentro, y si no es así, pues fuera, que una cosa es renovarse e ir con los signos de los tiempos en que vivimos, y otra es renunciar a principios básicos que se deben considerar irrenunciables para que ese partido siga siendo lo que fue en su fundación.


La primera es la DEMOCRACIA, la interna también es importante, más si cabe que la externa, porque cuando no la hay en el interior, mal la habrá en el exterior, entonces si como militante veo que esa democracia no la hay, tengo que decirlo, y digo y mantengo que yo al menos no la veo, ¿qué las cosas se hacen con arreglo a estatutos?, claro que sí, pero todo el que conozca una organización de este tipo por dentro, sabrá que los estatutos son utilizables de manera clara y también de manera sesgada, y quien mejor los conoce, mejor sabrá arrimar el ascua a su sardina.


Ser militante de un partido no es pertenecer a una secta, es ser critico/a con aquello que vemos que no se ajusta a lo que defendemos, a lo que defiende el partido en su filosofía, no es callarse y asumir, es luchar por cambiar aquello que se desvía de nuestros principios.



Si un líder del partido en que militamos lo hace mal, hay que reconocerlo y criticarlo, negando la mayor flaco favor hacemos a la organización, porque los ciudadanos ven, oyen y piensan, y actúan en consecuencia, y para muestra las últimas elecciones, el descalabro estaba cantado, pero en vez de actuar de conformidad con los resultados, ahí sigue a la cabeza uno de los artífices del desastre, un hombre que apoyo a quien nos mintió respecto de la crisis y de la situación de la banca española, un hombre que pacto de tapadillo, deprisa y corriendo una reforma constitucional que daba prioridad al pago de la deuda antes que a la justicia social, las elecciones se perdieron porque los militantes y simpatizantes castigaron al partido socialista.


Andalucía, comunidad socialista históricamente, poco hace para paliar las circunstancias de  tantos andaluces en situación desesperada, hay diferencias con otras comunidades de otros signos, las hay, pero cada vez son menos, y las políticas cada vez más parecidas a las que hay en todo el país de mayoría popular.


El error de los políticos, de los políticos que legislan, los políticos de la alta política, es vivir en su burbuja, su mundo,  con sus buenos sueldos, sus buenos coches, sus restaurantes de lujo, sus viajes en clase bussines, sus hijos en colegios privados bilingües, sus ropas de marca, sus casas, sí, casas en plural, en urbanizaciones de lujo o barrios burgueses, sus casas en la playa, algunos hasta en la sierra, sus patrimonios escandalosos,  su entorno que los aísla del resto del mundo, su cohorte de pelotas esperando un lugar en las listas, ¡ay! esas listas cerradas e inaccesibles para los respondones, la política, la alta política esta corrompida, vendida, cautiva de sus intereses, esclava de sus servidumbres.

No me cabe duda de que hay políticos decentes, los hay, que trabajan por sus pueblos, que se parten el alma, algunos hasta sin cobrar un sueldo, pero aquellos de los que depende el destino del país, esos son otra clase, chorizos insensibles, charlatanes de feria, vendedores de aire, y
negarlo es querer tapar la luna con un dedo.


La POLÍTICA es un SERVICIO PÚBLICO, los políticos electos deben estar al servicio del pueblo, oír sus necesidades y legislar en consonancia con ellas, todo lo demás, son brindis al sol.

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