Coincidieron en el mismo espacio y en el mismo tiempo, se
miraron, hablaron y compartieron opiniones y dudas, y se miraron más, pero con
otra mirada distinta que iba más allá de todo lo imaginable e imaginado.
Aquel ascensor que bajaba, fue el vehículo que paradójicamente los elevó a las más dulces alturas, a ella la hicieron ascender la
ingente cantidad de mariposas volando en su interior, a él el arrojo de iniciar
el primer movimiento de acercamiento físico.
Y se entrelazaron sus miradas, sus labios, sus sentimientos,
sus vidas en suma.
Pero aquel nudo gordiano que formaron se desató como se suele
desatar todo nudo de esta clase, un buen
día la espada de la realidad cortó la leve atadura.
Sensible, pero desgarrador, como la vida misma.
ResponderEliminarComo la vida misma......
ResponderEliminarMuy bonito, pero muy triste
ResponderEliminar:_(
Hija, es que existen los cuentos de hadas y también existe la vida, normalmente en literatura se suelen leer cuentos con finales felices porque son obra de la imaginación de las personas, la vida no se pude manipular como un cuento, a veces la vida es triste.
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